Vincent Valdez painted an allegorical rendering of the 1950s Chavez Ravine onto a 1953 lowrider ice cream truck. Spanning across the truck’s surface is the evolution of the Elysian Park community from 1949 to 1959. Pictured is the violent land grab that eliminated the historic Mexican-American neighborhoods within Chavez Ravine through eminent domain acquisition by the city to make way for proposed public housing, the forced eviction of the long-standing residents, and eventually, the construction of Dodger Stadium on top of the rubble of the razed homes. Dr. Michelle Tovar, Director of Education at the Buffalo Soldiers National Museum in Houston, Texas, explores this episode of a larger conversation on erasure of Mexican American history and communities

I think that’s a history again that has always been hidden. He brings out this painful part of that history you know in which the Dodgers Stadium or Dodgers folks. They came into the Mexican American community, El Chavez Ravine, and literally wiped out an entire community because they wanted to build this stadium. And its unfortunate because that was their community. That is where they had their families, their passions, their hearts, everything was there. And a company or a corporation could come and just wipe it out because they felt they needed to make their profit through there, right. And that’s sad and it’s unfortunate because the deeper value in that was the community itself and the life that was there. And so I feel like for him to highlight that in a sense and put it on I believe a car that is from that period. It’s like wow you’re connecting so many things its like a memory in a sense. 

What’s interesting about World War II  here in the United States and Mexicans and Mexican Americans is, one thing I did highlight in my previous work was the Bracero program in which Mexican Men were brought into the United States during World War II to do the farm work, to build roads and build railroad and all that. So these men were coming into the United States to do all of this work and to be a part of this country and help continue what other men overseas couldn’t be doing. So when the men returned back, and the Bracero program lasted, I believe about 20, 20 plus years. And so when the men came back, many of these Braceros wanted to stay, wanted to establish their families here. But they weren’t being accepted. They were being accepted for the work they did. They still weren’t seen as a group of people that were necessary. They were disposable in a sense. So I think there was still a lot of racism obviously, and again, even with veterans that came back from World War II through Vietnam and to present day probably, but many of the men in that time who came back who were Latino faced a lot of racism. They thought they could come back and be a part of the United States as heroes and be proud. Instead they faced so much racism and violence.

Vincent Valdez pintó una representación alegórica del Chavez Ravine de los años 50 sobre un camión de helados lowrider de 1953. La superficie del camión muestra la evolución de la comunidad de Elysian Park desde 1949 hasta 1959. En la imagen se ve la violenta apropiación de tierras que eliminó los barrios mexicano-estadounidenses históricos dentro de Chavez Ravine mediante la adquisición de dominio eminente por parte de la ciudad para dar paso a las viviendas públicas propuestas, el desalojo forzoso de los residentes de larga data y, finalmente, la construcción del Estadio de los Dodgers sobre los escombros de las casas arrasadas. La Dra. Michelle Tovar, directora de educación en el Museo Nacional de Soldados Búfalos en Houston, Texas, explora este episodio de una conversación más amplia sobre el borrado de la historia y las comunidades mexicano-estadounidenses.

Creo que esa es una historia que siempre ha estado oculta. Él saca a la luz esta parte dolorosa de esa historia en la que el estadio de los Dodgers o los fanáticos de los Dodgers llegaron a la comunidad mexico-americana, El Chavez Ravine, y literalmente arrasaron con toda una comunidad porque querían construir este estadio. Y es lamentable porque esa era su comunidad. Allí era donde tenían a sus familias, sus pasiones, sus corazones, todo estaba allí. Y el hecho de que una empresa o una corporación pudiera venir y simplemente arrasar con todo porque sentían que necesitaban obtener ganancias allí, eso es triste. Es lamentable porque el valor más profundo era la comunidad en sí y la vida que había allí. Y entonces siento que el hecho de que él resaltara eso y lo pusiera en un camión que es de esa época, es como wow, estás conectando tantas cosas, es como un recuerdo. Lo interesante de la Segunda Guerra Mundial aquí en los Estados Unidos en relación con los mexicanos y los mexicano-estadounidenses es lo que destaco en mi trabajo anterior en el otro museo, que fue el programa Bracero, en el que se trajeron hombres mexicanos a los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial para realizar trabajos agrícolas, construir carreteras y construir el ferrocarril. Así que estos hombres venían a los Estados Unidos para hacer todo este trabajo y ser parte de este país, y ayudar a continuar lo que otros hombres en el extranjero no podían hacer. Entonces, cuando los hombres regresaron, y el programa Bracero duró creo que unos 20 años, muchos de estos Braceros querían quedarse, querían mantener y continuar estableciendo sus familias aquí.

Pero no estaban siendo aceptados, es lo que estoy tratando de decir. Estaban siendo aceptados por el trabajo que hacían, pero aún no se los veía como un grupo de personas necesarias. Solo eran desechables en cierto sentido. Así que creo que todavía había mucho racismo, obviamente, y nuevamente, incluso con los veteranos que regresaron de la Segunda Guerra Mundial y más tarde de Vietnam, y probablemente hasta el día de hoy. Muchos de los hombres latinos que regresaron en esa época enfrentaron mucho racismo. Pensaban que podían regresar y ser parte de los Estados Unidos como héroes y estar orgullosos. En cambio, enfrentaron mucho racismo y violencia.